Ansiedad

Visión general
La ansiedad es la respuesta natural de tu cuerpo al estrés. Es un sentimiento de miedo o temor por lo que vendrá. El primer día de clases, ir a una entrevista de trabajo o dar un discurso puede hacer que la mayoría de las personas se sientan temerosas y nerviosas.
Pero si tus sentimientos de ansiedad son extremos, duran más de seis meses y están interfiriendo en tu vida cotidiana, es posible que tengas un trastorno de ansiedad.
¿Cuáles son los síntomas de la ansiedad?
La ansiedad se siente diferente dependiendo de la persona que la experimenta. Los sentimientos pueden ir desde mariposas en el estómago hasta un corazón acelerado. Puede que te sientas fuera de control, como si hubiera una desconexión entre tu mente y tu cuerpo.
Otras formas en que las personas experimentan ansiedad incluyen pesadillas, ataques de pánico y pensamientos o recuerdos dolorosos que no puede controlar. Es posible que tenga un sentimiento general de temor y preocupación, o que tenga miedo de un lugar o evento específico.
Los síntomas de ansiedad general se dividen en 5 grupos:
Físicos:
Taquicardia, opresión en el pecho, sensación de ahogo o nudo en el estómago, vómitos, mareos, palpitaciones, temblores, sudoración, molestias digestivas, nauseas, tensión, rigidez muscular, cansancio, inestabilidad o sensación de mareo.
Psicológicos:
Agobio, sensación de amenaza o peligro, agobio, despersonalización, incertidumbre, miedo a perder el control, sensación de vacío, ganas de huir o atacar, inseguridad, dificultad para tomar decisiones, temor a la muerte, a volverse loco o al suicidio.
Conductuales:
Bloqueo, torpeza o dificultad para actuar, impulsividad, estado de alerta o hipervigilancia, inquietud motora. Puede haber cambios en la expresión y lenguaje corporal (tensión en mandíbulas, rigidez, movimientos torpes de las extremidades, etc.)
Cognitivos:
Problemas de atención, concentración y memoria, aumento de despistes y olvidos, preocupación excesiva, rumiación, sensación de confusión, pensamientos distorsionados, interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad, sobrevalorar pequeños detalles negativos, tendencia a recordar eventos desagradables, etc.
Sociales:
Irritabilidad, dificultades para iniciar o seguir una conversación, verborrea o quedarse en blanco y no poder responder, dificultad para expresar ideas u opiniones, temor exagerado a posibles conflictos, etc…
Y entonces… ¿qué es un ataque de ansiedad?
Un ataque de ansiedad es un sentimiento de aprehensión abrumadora, preocupación, angustia o miedo. Para muchas personas, un ataque de ansiedad aumenta lentamente y puede empeorar a medida que se acerca un evento estresante.
Los ataques de ansiedad pueden variar mucho y los síntomas pueden diferir entre personas. Esto se debe a que los muchos síntomas de ansiedad no les ocurren a todos y pueden cambiar con el tiempo.
Los síntomas comunes de un ataque de ansiedad incluyen:
- Sentirse mareado.
- Falta de aliento.
- Boca seca.
- Sudoración.
- Escalofríos o sofocos.
- Aprensión y preocupación.
- Inquietud.
- Angustia.
- Temor.
- Entumecimiento u hormigueo.
Un ataque de pánico y un ataque de ansiedad comparten algunos síntomas comunes, pero no son lo mismo. Más adelante explico la sintomatología del ataque de pánico, sus causas y tratamiento.
¿Qué causa la ansiedad?
La realidad, es que no hay una única causa, sino que se desarrolla por una combinación de factores que juegan un papel fundamental en esta problemática. Estos incluyen componentes genéticos y ambientales, así como la química del cerebro.
Además, los investigadores creen que las áreas del cerebro responsables de controlar el miedo pueden verse afectadas.
La investigación actual sobre la ansiedad consiste en analizar con mayor profundidad las partes del cerebro que están involucradas.
¿Qué son los trastornos de ansiedad?
Es normal sentirse ansioso por mudarse a un nuevo lugar, comenzar un nuevo trabajo o hacer un examen. Este tipo de ansiedad es desagradable, pero puede motivarte a trabajar más duro y hacer un mejor trabajo. La ansiedad no patológica es una emoción que viene y se va, pero no se instaura en tu día a día.
En el caso de un trastorno de ansiedad, la sensación de miedo puede estar contigo todo el tiempo, es intenso y a veces debilitante.
Este tipo de ansiedad puede hacer que dejes de hacer cosas de las que disfrutas. También puedes empezar a evitar ciertas situaciones que te generan angustia, como entrar en un ascensor, ir a una calle concurrida, usar el trasporte público o incluso salir de casa. Por ello, si no se pone en tratamiento, la ansiedad seguirá empeorando.
Los trastornos de ansiedad son la forma más común de trastorno emocional y pueden afectar a cualquier persona a cualquier edad. Según la Asociación Americana de Psiquiatría, las mujeres son más propensas que los hombres a ser diagnosticadas con un trastorno de ansiedad.
¿Cuáles son los tipos de trastornos de ansiedad?
La ansiedad es una parte emocional clave de varios trastornos diferentes. Éstos incluyen:
Se produce cuando la persona experimenta ataques de pánico inesperados de forma recurrente. Los ataques en sí son como una oleada de miedo intenso o incomodidad que alcanzan su punto máximo en minutos, presentando una sintomatología física muy desagradable. Las personas con el trastorno viven con miedo a sufrir un ataque de pánico o revivir los anteriores. Puede estar sufriendo un ataque de pánico cuando siente un terror repentino y abrumador que no tiene una causa obvia.
Los síntomas comunes asociados con un ataque de pánico incluyen:
-Latidos cardíacos acelerados o palpitaciones.
-Falta de aliento.
-Sentir que te estás ahogando.
-Mareo (vértigo)
-Aturdimiento.
-Náuseas.
-Sudoración o escalofríos.
-Temblor.
-Cambios en el estado mental, incluyendo un sentimiento de desrealización (sentimiento de irrealidad) o despersonalización (ser separado de uno mismo)
-Entumecimiento u hormigueo en sus manos o pies.
-Dolor o presión en el pecho.
-Miedo a morir.
Los síntomas de un ataque de pánico a menudo ocurren sin una razón clara. Normalmente, los síntomas no son proporcionales al nivel de peligro que existe en el medio ambiente. Debido a que estos ataques no pueden predecirse, pueden afectar significativamente al funcionamiento de la persona, ya que lo habitual es que evite o escape de situaciones donde prevé que puede aparecer la sintomatología, limitando así su vida diaria.
Las causas del trastorno de pánico no se entienden claramente. La investigación ha demostrado que el trastorno de pánico puede estar relacionado genéticamente. El trastorno de pánico también se asocia con transiciones significativas que ocurren en la vida, como independizarse, empezar a trabajar o tener tu primer hijo, son las principales transiciones de la vida que pueden generar estrés y llevar al desarrollo del trastorno de pánico.
El tratamiento para el trastorno de pánico se enfoca en reducir o eliminar sus síntomas. Esto se logra mediante la Terapia cognitivo conductual, donde se enseña al paciente a cambiar sus pensamientos y acciones para que pueda comprender sus ataques y manejar su miedo.
Una fobia es una reacción de miedo excesiva e irracional. Si tienes una fobia, puedes experimentar una profunda sensación de temor o pánico cuando te encuentras con la fuente de tu miedo. El miedo puede ser a un determinado lugar, situación u objeto. A diferencia de los trastornos de ansiedad general, una fobia suele estar conectada a algo específico.
El impacto de una fobia puede ir desde ser algo molesto hasta severamente incapacitante. Las personas con fobias a menudo se dan cuenta de que su miedo es irracional, pero no pueden hacer nada al respecto. Tales miedos pueden interferir con el trabajo, el colegio y las relaciones personales.
Dentro de las fobias, existen diferentes tipos:
- Agorafobia: es un miedo a lugares o situaciones de las que no puedes escapar. La palabra en sí se refiere al «miedo a los espacios abiertos». Las personas con agorafobia temen estar en grandes multitudes o atrapadas fuera de casa. A menudo evitan por completo las situaciones sociales y se quedan dentro de su zona de confort.
Muchas personas con agorafobia temen padecer un ataque de pánico en un lugar donde no puedan escapar. Las personas con problemas de salud crónicos pueden temer que tengan una emergencia médica en un área pública o donde no haya ayuda disponible.
- Fobia social: también se conoce como trastorno de ansiedad social. Es una preocupación extrema por las situaciones sociales y puede llevar al aislamiento. Una fobia social puede ser tan severa que las interacciones más simples, como pedir en un restaurante o contestar el teléfono, pueden causar pánico. Las personas con fobia social a menudo se desviven para evitar situaciones públicas.
- Otros tipos de fobias.
A muchas personas no les gustan ciertas situaciones u objetos, pero para ser una verdadera fobia, el miedo debe interferir con la vida diaria. Aquí hay algunos más de los más comunes:
- Glosofobia:esto se conoce como ansiedad por el rendimiento o el miedo a hablar frente al público. Las personas con esta fobia tienen síntomas físicos graves cuando incluso piensan en estar frente a un grupo de personas.
- Acrofobia:Este es el miedo a las alturas. Las personas con esta fobia evitan las montañas, los puentes o los pisos más altos de los edificios. Los síntomas incluyen vértigo, mareos, sudoración y sensación de desmayo o pérdida del conocimiento.
- Claustrofobia:este es un miedo a los espacios cerrados o estrechos. La claustrofobia grave puede ser especialmente incapacitante si le impide viajar en automóviles o ascensores.
- Aviofobia:Esto también se conoce como el miedo a volar.
- Dentofobia: miedo al dentista o a los procedimientos dentales. Esta fobia generalmente se desarrolla después de una experiencia desagradable en la consulta de un dentista o que la haya padecido alguien cercano. Puede tener graves consecuencias si te impide obtener la atención dental
- Hemofobia:esta es una fobia a la sangre o lesión. Una persona con hemofobia puede desmayarse cuando entra en contacto con su propia sangre o con la sangre de otra persona.
- Aracnofobia:miedo a las arañas.
- Cinofobia: miedo a los perros.
- Nictofobia: miedo a la noche o a la oscuridad. Generalmente comienza como un miedo normal en la infancia, pero si avanza en las siguientes etapas del niño o adolescente se puede convertir en patológico.
El síntoma más común e incapacitante de una fobia es la reacción inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de un ataque de pánico, con síntomas como taquicardias, sensación de ahogo, opresión en el pecho, temblor, mareo, etc. Sin embargo, una persona con fobia no tiene que tener ataques de pánico para un diagnóstico preciso.
La terapia cognitiva conductual (TCC) es el tratamiento terapéutico más utilizado para las fobias. Implica la exposición a la fuente del miedo en un entorno controlado. Este tratamiento puede condicionar a las personas y reducir la ansiedad. La terapia se enfoca en identificar y cambiar pensamientos negativos, creencias disfuncionales y reacciones negativas a la situación fóbica.
Es un tipo de trastorno de ansiedad que causa un miedo extremo en entornos sociales. Las personas con este trastorno tienen problemas para hablar con personas, conocer gente nueva y asistir a reuniones sociales. Temen ser juzgados o examinados por otros. Pueden comprender que sus miedos son irracionales, pero se sienten impotentes para superarlos.
La ansiedad social es diferente de la timidez. La timidez suele ser a corto plazo y no perturba la vida. La ansiedad social es persistente y debilitante. Puede afectar la capacidad de la persona para: trabajar, ir al colegio o universidad y desarrollar relaciones cercanas con personas fuera de su familia.
La interacción social puede causar los siguientes síntomas físicos:
-Rubor
-Náuseas
-Sudoración excesiva
-Temblor
-Dificultad para hablar
-Mareos o aturdimiento
-Taquicardias
Los síntomas psicológicos pueden incluir:
-Preocuparse intensamente por las situaciones sociales.
-Preocuparse por días o semanas antes de un evento.
-Evitar situaciones sociales o tratar de mezclarse con el fondo si tiene que asistir.
-Preocuparse por sentirse avergonzado en una situación social.
-Preocuparse de que otras personas noten que estás estresado o nervioso.
-Considerar la necesidad de tomar alcohol para afrontar una situación social.
-Faltar al colegio o al trabajo debido a la ansiedad.
Es normal a veces sentirse ansioso. Sin embargo, cuando tienes fobia social, tienes un miedo constante de ser juzgado por otros o de ser humillado frente a ellos. Los síntomas de ansiedad social pueden no ocurrir en todas las situaciones. Puede tener ansiedad limitada o selectiva. Por ejemplo, los síntomas solo pueden ocurrir cuando estás comiendo frente a personas o hablando con extraños. Los síntomas pueden ocurrir en todos los entornos sociales si tiene un caso extremo.
El tratamiento cognitivo conductual se ha demostrado muy eficaz en este tipo de problema. Esta terapia se centra en aprender cómo controlar la ansiedad a través de la relajación y la respiración, y cómo reemplazar los pensamientos negativos por otros positivos. Además, se realizan técnicas de exposición, para poder enfrentar gradualmente las situaciones sociales, en lugar de evitarlas.
En ocasiones, se utiliza la terapia de grupo. Esta terapia le ayuda a la persona a aprender habilidades y técnicas sociales para interactuar con personas en entornos sociales. Participar en terapia de grupo con otras personas que tienen los mismos temores puede hacer que se sienta menos solo. Te dará la oportunidad de practicar tus nuevas habilidades a través del juego de roles.
- Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) :
Todos comprobamos algo dos o tres veces en alguna ocasión. Olvidamos si hemos cerrado la puerta con llave o nos preguntamos si hemos dejado el agua corriendo, y queremos estar seguros. Algunos de nosotros somos perfeccionistas, por lo que repasamos nuestro trabajo varias veces para asegurarnos de que sea correcto. Eso no es un comportamiento anormal. Pero si tiene un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), se siente obligado a realizar ciertos rituales repetidamente, incluso si no quiere, e incluso si eso complica su vida innecesariamente.
Las obsesiones son los pensamientos preocupantes que causan ansiedad. Las compulsiones son los comportamientos que usas para aliviar esa ansiedad.
Los signos de TOC suelen aparecer en la infancia o en la edad adulta temprana. Tiende a comenzar lentamente y se vuelve más intenso a medida que la persona crece. Para muchas personas, los síntomas aparecen y desaparecen, pero generalmente es un problema de por vida. En casos severos, tiene un profundo impacto en la calidad de vida. Sin tratamiento, puede volverse bastante incapacitante.
Algunas obsesiones comunes asociadas con el TOC incluyen:
- Ansiedad por gérmenes y suciedad, o miedo a la contaminación.
- Necesidad de simetría y orden.
- Preocupación de que los pensamientos o compulsiones dañen a otros, sintiendo que puede mantener a otras personas a salvo al realizar ciertos rituales.
- Preocuparse por descartar cosas de poco o ningún valor.
- Pensamientos perturbadores o imágenes acerca de si mismo u otros.
Algunos de los comportamientos que se derivan de estos pensamientos obsesivos incluyen:
- Lavado excesivo de manos, duchas repetitivas, limpieza doméstica innecesaria.
- Arreglar y reordenar continuamente las cosas para hacerlas bien.
- Verificar las mismas cosas una y otra vez aunque sepa que ya las has revisado.
- Acumular posesiones materiales innecesarias como periódicos viejos y papel de regalo usado en lugar de tirarlos.
- Contar o repetir una palabra o frase en particular. Realizar un ritual como tener que tocar algo un cierto número de veces o dar un número particular de pasos.
- Centrarse en pensamientos positivos para combatir los malos pensamientos.
Algunas personas que padecen TOC logran enmascarar sus comportamientos para que sean menos obvias. Para otros, las propias situaciones sociales provocan compulsiones. Algunas cosas que podrías notar en una persona con TOC:
- Manos irritadas o con heridas por lavarse las manos en exceso.
- Temor de estrechar la mano o tocar cosas en público.
- Evitar ciertas situaciones que desencadenan pensamientos obsesivos.
- Ansiedad intensa cuando las cosas no son ordenadas o simétricas.
- Necesidad de revisar las mismas cosas una y otra vez.
- Constante necesidad de tranquilidad.
- Incapacidad para romper la rutina.
- Contar sin motivo o repetir la misma palabra, frase o acción.
El tiempo que se emplea en estos rituales varía en función del caso, pero en muchas ocasiones se generan problemas en las distintas áreas de la vida, por no cumplir con los horarios y obligaciones.
El tratamiento para el TOC se centra principalmente en la reevaluación de las creencias disfuncionales que hay bajo las obsesiones y la exposición con prevención de respuesta para las compulsiones. Además se trabaja con el paciente en la toma de decisiones, la reestructuración cognitiva para identificar las creencias distorsinadas y el mindfulness, que es una técnica que se utiliza para el manejo de los pensamientos intrusivos no deseados.
La ansiedad por separación es una parte normal del desarrollo infantil. Comúnmente ocurre en bebés entre los 8 y 12 meses de edad, y generalmente desaparece alrededor de los 2 años. Sin embargo, también puede ocurrir en adultos.
Algunos niños tienen síntomas de ansiedad por separación durante la etapa de primaria en el colegio y la adolescencia. Esta condición se llama trastorno de ansiedad por separación o SAD.
Los síntomas de SAD ocurren cuando un niño está separado de los padres o cuidadores. El miedo a la separación también puede causar conductas relacionadas con la ansiedad. Algunos de los comportamientos más comunes incluyen:
- Aferrarse a los padres.
- Llanto extremo y severo.
- Negativa a hacer cosas que requieran separación.
- Molestias físicas, como dolores de cabeza o de tripa.
- Negativa a ir al colegio.
- Rendimiento escolar deficiente.
- No interactuar de manera saludable con otros niños.
- Negarse a dormir solo.
SAD es más probable que ocurra en niños con:
- Antecedentes familiares de ansiedad o depresión.
- Personalidades tímidas.
- Padres sobreprotectores.
- Falta de interacción paterna apropiada.
- Problemas para tratar con niños de su misma edad.
SAD también puede ocurrir después de un evento estresante de la vida como:
- Mudarse a una nueva casa.
- Cambio de colegio.
- Muerte de un familiar cercano.
La terapia más efectiva es la terapia conductual cognitiva (TCC). Con la TCC, a los niños se les enseñan técnicas de afrontamiento para la ansiedad. Las técnicas comunes son la respiración profunda y la relajación.
La terapia de interacción entre padres e hijos es otra forma de tratar la SAD. Tiene tres fases principales de tratamiento: Interacción dirigida por el niño, que se centra en mejorar la calidad de la relación padre-hijo. Implica calidez, atención y alabanza. Estos ayudan a fortalecer la sensación de seguridad de un niño. Interacción dirigida a la valentía, que educa a los padres acerca de por qué su hijo siente ansiedad. Interacción dirigida por los padres, que enseña a los padres a comunicarse claramente con sus hijos.
La ansiedad por la salud es una preocupación obsesiva e irracional por tener una condición médica grave. También se llama ansiedad por enfermedad, y antes se llamaba hipocondría. Esta condición está marcada por la imaginación de una persona de los síntomas físicos de la enfermedad. O en otros casos, es la mala interpretación que una persona hace de las sensaciones corporales menores o normales como síntomas graves de la enfermedad, a pesar de que los profesionales médicos aseguran que no tienen una enfermedad.
¿Cuál es la diferencia entre la preocupación por su salud y la ansiedad por la salud?
Si su cuerpo le está enviando señales de que está enfermo, es normal preocuparse. La ansiedad por la salud está marcada por la creencia constante de que tiene un síntoma o síntomas de una enfermedad grave. Es posible que te preocupes tanto que la angustia te deshabilite.
Si estás preocupado por tu salud, lo más racional es consultar al médico. Con ansiedad por la salud, sentirás una angustia extrema por tus síntomas reales o imaginarios, incluso después de que los resultados de las pruebas médicas resulten negativos y los médicos te aseguren que estás saludable.
Esta condición va más allá de tener una preocupación normal por la salud de uno mismo. Tiene el potencial de interferir con la calidad de vida de una persona, incluidas sus habilidades para trabajar en un entorno profesional o académico, funcionar a diario y mantener relaciones significativas.
Los expertos no están seguros de las causas exactas de la ansiedad por la salud, pero creen que los siguientes factores pueden estar involucrados:
- Tener una mala comprensión de las sensaciones corporales, las enfermedades o ambas cosas. Puedes pensar que una enfermedad grave está causando las sensaciones de tu cuerpo. Esto te lleva a buscar evidencias que confirmen que realmente tienes una enfermedad grave.
- Tener un miembro de la familia o miembros que se preocuparon excesivamente por su salud o tu salud.
- Has tenido experiencias pasadas relacionadas con enfermedades graves en la infancia. Así que como adulto, las sensaciones físicas que experimentas te asustan.
Los síntomas de este trastorno son:
- Preocupación por tener o convicción de padecer una enfermedad grave.
- La preocupación persiste a pesar de las visitas y pruebas médicas.
- No tener síntomas físicos, o tener síntomas que sean muy leves.
- Realizar comportamientos no razonables relacionados con la salud, que pueden incluir: examinar tu cuerpo para detectar enfermedades una y otra vez, comprobar lo que crees que son los síntomas de la enfermedad que temes, evitar las citas con el médico para evitar el diagnóstico de una enfermedad grave.
- Esta preocupación se mantiene al menos durante seis meses (la enfermedad que le preocupa puede cambiar durante ese período).
El tratamiento más común para la ansiedad relacionada con la salud es la psicoterapia, particularmente la terapia conductual cognitiva. La TCC puede ser muy eficaz para tratar la ansiedad por la salud porque le enseña al paciente habilidades que pueden ayudarlo a controlar su trastorno. La terapia puede ser individual o en grupo. Algunos de los beneficios de la TCC incluyen:
- Identificar tus preocupaciones y creencias sobre la salud que te generan ansiedad.
- Aprender otras formas de ver las sensaciones corporales cambiando los pensamientos inútiles.
- Aumentar la conciencia de cómo tus preocupaciones te afectan emocionalmente y a tu comportamiento.
- Aprender a responder a las sensaciones y síntomas de tu cuerpo de manera diferente.
- Aprender a sobrellevar mejor tu ansiedad y estrés.
- Aprender a dejar de evitar situaciones y actividades por las sensaciones físicas.
- Estrategias de afrontamiento para evitar examinar tu cuerpo para detectar signos de enfermedad y buscar repetidamente la seguridad de que está sano.
- Potenciar tu funcionamiento en el hogar, el trabajo o la escuela, en entornos sociales y en las relaciones con los demás.
- Comprobar si está sufriendo o no otros trastornos de salud mental, como depresión o abuso de sustancias.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es un trastorno de ansiedad que ocurre después de experimentar o presenciar un evento traumático. El evento puede implicar una amenaza real o percibida de lesión o muerte. Esto puede incluir un desastre natural, un accidente, una agresión física o sexual u otro trauma.
Las personas con TEPT tienen una mayor sensación de peligro. Su respuesta natural de lucha o huida está dañada, lo que hace que se sientan estresados o temerosos, incluso en situaciones inocuas.
El TEPT puede sufrirlo cualquier persona a cualquier edad. Ocurre como una respuesta a los cambios químicos en el cerebro después de la exposición a eventos amenazantes. Por ello, la aparición de este trastorno no implica que la persona que lo sufre sea más débil que otros.
¿Cuáles son los síntomas del trastorno de estrés postraumático?
Los síntomas del trastorno de estrés postraumático pueden interrumpir tus actividades normales y tu capacidad para funcionar. Los síntomas pueden desencadenarse por palabras, sonidos o situaciones que te recuerdan un trauma. Los síntomas se dividen en los siguientes grupos:
- Síntomas de re-experimentación:
- Recuerdos recurrentes e involuntarios del suceso.
- Sueños angustiosos del suceso.
- Situaciones disociativas, en las que la persona siente o actúa como si se repitiera el suceso.
- Malestar psicológico y reacciones fisiológicas intensas al exponerse a factores internos o externos que simbolizan o se relacionan con el suceso.
- Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo:
- Incapacidad de recordar un evento importante en el suceso.
- Creencias negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, el mundo o los demás.
- Percepción distorsionada de las causas o consecuencias del suceso, que hace que el individuo se culpe a sí mismo o a los demás.
- Disminución del interés o participación en las actividades agradables.
- Sentimiento de desapego a los demás.
- Estado emocional negativo persistente
- Incapacidad de demostrar emociones positivas.
- Estado de alerta y reactividad asociada al suceso:
- Estado irritable y comportamientos agresivos o iracundos.
- Problemas de concentración.
- Alteración del sueño.
- Respuesta de sobresalto exagerada.
- Comportamiento destructivo
- Síntomas de evitación:
- Evitación de recuerdos, pensamientos o sentimientos relacionados con el suceso.
- Evitación de recordatorios externos, que despierten recuerdos, pensamientos o sentimientos relacionados con el suceso.
Para presentar este trastorno no es necesario que se experimenten todos los síntomas anteriormente citados. Tan solo con tener uno o más de los grupos de re-experimentación y de evitación, y dos o más de los otros dos grupos, podríamos afirmar que la persona esta sufriendo TEPT.
¿Cuándo buscar ayuda para el trastorno de estrés postraumático?
Si experimentas varios de los síntomas descritos anteriormente durante más de un mes, y compruebas que hay un deterioro en las áreas principales de funcionamiento, como son el ámbito social, laboral y personal, buscar ayuda puede aliviar tu malestar.
La Terapia cognitivo conductual, una vez más, se muestra eficaz ante este trastorno, ya que puede ayudar a afrontar el trauma y reducir sus síntomas. Con la psicoterapia se puede identificar los factores desencadenantes de los síntomas, controlarlos y enfrentar tus temores.
Lo primero que abordamos es el aprendizaje sobre el trastorno de estrés postraumático, ya que el conocimiento sobre su problema, ayudara al paciente a comprender sus sentimientos y cómo tratarlos de manera efectiva. Las técnicas de relajación favorecerán la exposición al evento traumático, desde un estado emocional diferente y habitualmente en imaginación. Además, con técnicas como la reestructuración cognitiva, el diálogo socrático, etc., se podrá abordar el manejo de la culpa, la sobreestimación de ocurrencia de un evento negativo, etc.
Llevar un estilo de vida saludable y cuidarte a ti mismo, minimizando las situaciones de estrés y ansiedad, también ayudará en la remisión de la sintomatología.
- Trastorno de ansiedad por estrés agudo (TEA) :
En las semanas posteriores a un evento traumático, se puede desarrollar un trastorno de ansiedad llamado trastorno de estrés agudo (TEA). La TEA ocurre típicamente en el primer mes después de la vivencia de un trauma. Dura al menos dos días y puede durar como máximo un mes. Las personas con TEA tienen síntomas similares a los observados en el trastorno de estrés postraumático (TEPT) .
¿Qué causa el TEA?
Experimentar, presenciar o enfrentar uno o más eventos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o de los demás. Los eventos crean miedo intenso, horror o desesperanza. Cualquier persona que se vea expuesta a una situación traumática, puede desarrollar TEA.
El acontecimiento traumático se re-experimenta en forma de imagen, ilusión, flashback, pensamientos o sueños, de forma recurrente o como si se estuviera reviviendo la situación. La persona suele evitar objetos o acontecimientos que le recuerden al evento traumático.
Los síntomas de TEA se agrupan en:
- Sensación subjetiva de embotamiento, desapego o ausencia de reactividad emocional
- Amnesia disociativa.
- Reducción del conocimiento de su entorno (p. ej., estar aturdido)
- Desrealización.
- Despersonalización.
- Síntomas de ansiedad y aumento de la activación (dificultades para dormir, para concentrarse, irritabilidad, hipervigilancia, inquietud motora y respuestas exageradas de sobresalto).
Para el tratamiento del TEA se utilizan las mismas técnicas que para el TEPT.
- Trastorno de ansiedad generalizada (TAG) :
Este trastorno se caracteriza por la presencia de una preocupación y ansiedad excesiva, ante una amplia gama de situaciones o acontecimientos, que de manera objetiva no tendrían que producir ese deterioro y malestar emocional en la persona.
Las personas con TAG se sienten ansiosas la mayoría de los días y, a menudo, luchan por recordar la última vez que se sintieron relajados. Tan pronto como se resuelve un pensamiento ansioso, puede aparecer otro sobre un tema diferente.
El TAG puede afectarte tanto física como mentalmente. La gravedad de los síntomas varía de persona a persona. Algunas personas tienen solo uno o dos síntomas, mientras que otras tienen muchos más.
Los síntomas psicológicos del TAG pueden causar un cambio en su comportamiento y en la forma en que piensa y siente acerca de las cosas, dando como resultado síntomas como:
- Preocupación excesiva por una amplia gama de acontecimientos o actividades.
- Sensación de temor
- Dificultad para concentrarse.
- Tensión muscular.
- Alteración del sueño
Tus síntomas pueden hacer que retires el contacto social (ver a su familia y amigos) para evitar sentimientos de preocupación y temor. También puede resultar difícil y estresante ir a trabajar. Estas acciones pueden hacer que te preocupes aún más por ti mismo y aumentar el problema.
La TCC ayuda a la persona que padece TAG a hacer frente a sus preocupaciones y cambiar las creencias subyacentes. El uso de técnicas como la relajación, la organización del tiempo, la reestructuración cognitiva, la exposición a las preocupaciones y el entrenamiento en solución de problemas, harán que la sintomatología remita.
Cómo ayudar a los niños con ansiedad.
La ansiedad en los niños es natural y común. De hecho, a medida que los niños crecen y aprenden de sus padres, amigos y cuidadores, típicamente desarrollan las habilidades para calmarse y sobrellevar los sentimientos de ansiedad.
Pero, la ansiedad en los niños también puede volverse crónica y persistente, y convertirse en un trastorno de ansiedad. La ansiedad incontrolada puede comenzar a interferir con las actividades diarias, y los niños pueden evitar interactuar con sus compañeros o miembros de la familia.
Los síntomas de un trastorno de ansiedad pueden incluir:
- Dificultad para respirar
- Problemas de autoestima.
- Dificultad para concentrarse.
- Cambios en la alimentación.
- Pensamientos negativos.
- Descontrol de las emociones.
- Preocupación excesiva.
- Sentimientos de miedo.
- Vergüenza.
- Sentimientos de aislamiento.
En el caso de que compruebes que tu hijo tiene alguno de estos síntomas, sería recomendable realizar una evaluación de los mismos, para poder determinar que está originando el problema, y poder así realizar la intervención con la Terapia cognitivo conductual, que se muestra altamente eficaz en los trastornos infantiles.
Cómo ayudar a los adolescentes con ansiedad.
Los adolescentes pueden tener muchas razones para estar ansiosos. Los exámenes, las primeras experiencias sexuales, diferencias con los amigos y familiares, querer estar a la moda, etc, son situaciones habituales en estos años tan importantes, y si no se hace una buena gestión de los mismos, podrían favorecer la aparición de la ansiedad.
Los síntomas de ansiedad en los adolescentes pueden incluir nerviosismo, timidez, cambios bruscos de humor, pesadillas, miedo a hacer el ridículo o a no ser aceptado, comportamientos de aislamiento y evitación. Del mismo modo, la ansiedad en los adolescentes puede conducir a comportamientos inusuales. Pueden cambiar el rendimiento escolar, evitar eventos sociales e incluso iniciarse en el consumo de sustancias o alcohol.
Para algunos adolescentes, la depresión puede acompañar a la ansiedad. El diagnóstico de ambas afecciones es importante para que el tratamiento pueda abordar los problemas subyacentes y ayudar a aliviar los síntomas.
La Terapia cognitivo conductual ayuda en la remisión de este tipo de sintomatología, guiando al adolescente a interpretar la realidad de una forma más objetiva, para poder así mejorar su estado anímico, además de emplear técnicas más específicas para las necesidades individuales del caso.
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