Cuando te conviertes en padre, todos están encantados de contarte todas las cosas difíciles sobre ser padre. No vas a dormir durante los primeros seis meses, habrá pañales y rabietas, desorden y confusión. Estarás más agotado que nunca en tu vida, y tu vida personal desaparecerá. Lo hacen sonar como una pesadilla. Incluso hubo un estudio en 2015 , publicado en la revista Demography , que afirmó que el primer año de paternidad es más traumático emocionalmente que sobrevivir a un divorcio, desempleo o la muerte de un compañero.
Sí, ser padre es difícil. Pero también es una de las cosas más satisfactorias. Aquí os dejo 10 de las mejores cosas de ser padre:
Tus hijos piensan que sabes todo
Es probable que sea la única vez en tu vida en la que alguien asumirá automáticamente que tu conocimiento del mundo es ilimitado e incuestionable. ¿Porque el cielo es azul? ¿Hay más hojas en el mundo o briznas de hierba? ¿Por qué el vello del brazo no crece tanto como el vello de la cabeza? Tal vez no tengas idea, pero tu hijo creerá cualquier cosa que salga de tu boca.
No hay nadie más fuerte que tú
Puede que no tengas los músculos como Arnold Schwarzenegger, pero en lo que respecta a tu hijo, no hay nadie con más poder que su padre. Puede abrir cualquier tapa de botella resistente, levantar los objetos más pesados y cargarlos como si fueran ligeros como una pluma.
Ya no eres el centro del universo
Tal vez por primera vez en tu vida, te preocupas por alguien más que por ti mismo. Su felicidad, su salud, su sentido del bienestar y su seguridad personal son más importantes que los tuyos. Dejarías todo por ellos, sin siquiera pensarlo dos veces.
Alimentación nocturna
Espera, ¿no se supone que esto es una de las partes terribles de ser padre? Eso es lo que nos dicen, pero esas tomas a las 4 de la mañana, cuando se trata solo del bebé y tú, cuando lo estas meciendo suavemente en tus brazos y escuchando su respiración suave, es algo que vas a extrañar más de lo que nunca creíste.
Eres más consciente de tu propio mal comportamiento
Cuando tienes un niño, quieres vivir más tiempo. Así que cada vez que tomas ese tercer cubata o una bocanada de cigarrillo «solo porque estamos celebrando», o un postre después de una comida rica en calorías, te das una pausa. Y te hace pensar dos veces antes de hacerlo de nuevo. Porque quieres estar vivo para ver crecer a tu hijo, y verle en la universidad, y tal vez casarse y tener hijos. ¿Y sabes qué? Por ese cigarrillo y el tercer cubata no vale la pena renunciar a eso.
Te darás cuenta de lo valiente que eres en realidad
Se necesita coraje para ser papá. No solo porque tú eres quien comprueba si hay monstruos debajo de la cama. O sujetas a tu hijo durante una tormenta y asegurarte de que sepan que están a salvo. Eres la roca cuando algo sale mal. Tú eres el que le cura si se cae, y el que le lleva a urgencias cuando tienen un accidente en el parque. Cuando nuestros hijos están mal nos damos cuenta de lo fuertes que somos, al soportar situaciones dolorosas con entereza para que ellos no nos vean sufrir.
El verdadero amor incondicional
Pensaste que sabías lo que era el amor incondicional, pero estabas equivocado. No lo habías sentido nunca hasta que le tomaste la mano a una pequeña criatura que ayudaste a crear, y esa mirada de adoración tan completa como nunca creíste posible, y sientes que mantener a esta pequeña persona feliz, saludable y segura podría ser tu único propósito.
Volviendo a casa del trabajo
La jornada laboral te puede agotar la energía. Pero cuando llegas a casa después de un largo día en la oficina, te quitas los zapatos y te caes en el sofá, y luego notas esas caritas que corren hacia ti, tan felices y agradecidos de verte de nuevo, hace que cada momento agotador valga la pena. Cuando coges a tu hijo en brazos, con la última fuerza que tienes después de un día de trabajo, te sientes reconfortado y en muchas ocasiones ves reforzado el esfuerzo que has hecho a lo largo del día.
Eres su maestro
Todo lo que aprenden, de alguna manera te involucra. Cuando caminen por primera vez, estarás sosteniendo sus manos. Cuando aprendan a andar en bicicleta, estarás justo detrás de ellos, sujetándolos por la cintura. Cuando aprendan a leer, sostendrás el libro. Cuando aprendan a hacer matemáticas, estarás sentado junto a ellos, animándolos. Serás como su entrenador personal.
Feliz día a todos los padres!!